No controlo a mi perro

A veces nos acostumbramos, casi sin darnos cuenta, a utilizar la fuerza física o la manipulación para conseguir lo que deseamos de los perros con los que convivimos en determinados momentos, por diversas razones. Sobretodo con perros de tamaño pequeño o mediano, la manipulación es mayor, aunque es frecuente hacer uso del collar para agarrar a los perros grandes. Repetimos porque se nos hace cómodo, es la única forma en que sabemos hacerlo o simplemente, porque obtenemos resultados.
El problema de esta conducta por parte de la persona, si se convierte en la forma de dirigir las acciones del perro, es que el animal se ve sometido continuamente a situaciones forzadas y/o guiadas que pueden originar reacciones adversas en torno al propietario y al ambiente o, por el contrario, perros tan dependientes de sus propietarios que adoptan comportamientos insistentes y fuera de lugar.

Si quiero que mi perro no entre en mi despacho no tiene sentido sacarlo por la fuerza del collar cada vez que entra, o empezar a gritarle por haber entrado, o dejarlo a veces entrar y no decirle nada porque estoy muy ocupado. Al pasar el tiempo, tendré la sensación de que mi perro debería saber que no puede entrar o que yo ya le he enseñado, pero en realidad, no es así. Lo que he hecho con esas acciones es trasladar una intención que existe en mi mente de forma inadecuada al perro, no le he enseñado a no entrar específicamente.
Puede que mi perro haya asociado con mis constantes gritos, forcejeos o enfados, debido a la frustración provocada por mis falsas expectativas, que no debe entrar en el despacho, pero lo que ahora ha funcionado por casualidad, no tiene por qué funcionar en otro momento o con otro comportamiento. De hecho, muchas veces el que no entre, se debe al estado emocional negativo del perro, sea por miedo o por ansiedad ante nuestra reacción  y no porque entienda que no está permitido entrar. Es decir, ha aprendido a evitar que nos enfademos o lo forcemos, pero esto no debería bastarnos si queremos que no nos traiga problemas en un futuro o velamos por su bienestar.
Además, si conseguimos que el perro lo haga sin tener que obligarlo, es decir, le compensa hacerlo, será una forma insuperable de establecer un gran vínculo y una buena relación para la convivencia.
Así, el comportamiento que deseamos que ocurra debemos comunicarlo de la forma adecuada para minimizar las asociaciones indirectas que el animal hará irremediablemente.
Un consejo es que debes conseguir su colaboración en todas las facetas de vuestra convivencia, aunque a veces le cueste y no tenga ganas de hacerlo, ya que debería instaurarse la norma de "hoy por ti y mañana por mí" simplemente porque existe respeto, confianza y compensación futura (no tiene porque ser inmediata).
No obstante, debes tener en cuenta que también es muy importante que el perro se acostumbre a la manipulación y la inmovilización de forma voluntaria porque siempre existen momentos en los cuales debemos realizar este tipo de acciones para cosas como poner una inyección, limpiarle las orejas, mirar si tiene algo en el cuerpo, agarrarlo en un momento o situación que lo requiere y no lo podemos evitar, etc. Es necesario que el perro se acostumbre y también debemos enseñar eso de forma adecuada para que su reacción sea equilibrada y no nos cause problemas. En definitiva, eres responsable de su educación en la sociedad humana.

Las siguientes anotaciones pueden ayudarte a saber si necesitas ayuda o asesoramiento;

- Si has de tocar a tu perro, empujarlo o llevarlo del collar para hacer algo de forma rutinaria
- Si crees que has de utilizar la fuerza de algún modo, ya sea verbal o físicamente con él
- Si sientes que la situación empeora y aumentas la intensidad o cantidad de momentos de enfado con el    
  animal o te cuesta cada vez más que te haga caso.
- Si no puedes preveer cómo reaccionará en situaciones cotidianas
- Si notas que tú no lo pasas bien a su lado.
- Si notas que él no lo pasa bien a tu lado
- Si las situaciones en las que lo manipulas o lo fuerzas de algún modo, provocan malestar
- Si adopta posturas en las que se encoge, evita o intenta salir huyendo
- Si se paraliza,gruñe, muerde o lanza la boca
- Si te dan consejos amigos y conocidos de todo tipo y te sientes perdido

                                                                                                                                                                                               Fotos: internet

Cuando las situaciones desagradables se prolongan, los efectos de la mala convivencia empiezan a surgir, provocando una serie de inconvenientes y reacciones por ambas partes que pueden llegar a ser motivo de problemas graves.
El buscar asesoramiento profesional es la mejor decisión que puedes tomar para solucionar las cosas o no dejar que sigan por ese camino. ¡Actúa ahora!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nos encanta leer y contestar todas vuestras dudas y comentarios